El Branded Content es un buen medicamento. Soluciona los dolores de cabeza de tener que encajar briefing con el contenido, y al medio le parece una solución a su problema de integrar la publicidad. Los realizadores nos sentimos pletóricos de poder usar el briefing de la marca como fuente de inspiración y las marcas, por fin, hablan por ellas mismas.
Qué bien todo, oye.
Pero claro, como todo medicamento, tiene su receta (no en todos los casos vale), sus genéricos (no todo patrocinio es branded content) y sus contraindicaciones (A esa marca no le pega. ¿Quién dijo que no se notaba que era publi?)
Uno, que crea textos que luego escucharán millones de personas tomando notas en el móvil en cualquier circunstancia o lugar, anda lejos de tener cuidado. Al escribir, no conviene. Es después, cuando lo repasas, cuando lo evalúas con la crítica feroz del típico oyente (o jefe) cabreado, cuando aparecen las dudas.
Bien, amigos. Para casi todo hay una solución. Unos señores muy listos y con una buena asesoría legal (saludos, IAB) se han tomado la molestia de hacernos a todos la vida más fácil con un pequeño manual indispensable para todo aquel que hace publicidad en nuestros días. Sea Branded o no, sea digital o de la de toda la vida. Da igual. Tu obligación en SABER dónde te metes cuando no dejas clara la participación de la marca en la creación de un contenido, o cómo afecta el tema a los derechos de propiedad intelectual.
Antes de tomar el medicamento, siempre conviene leer el prospecto.